“Un lugar mágico donde los trazos se encuentran, se cuentan sus historias y se abrazan en su imperfección.”



"El refugio de todos los garabatos, donde cada trazo encuentra su rincón para ser libremente imperfecto."



La casa del garabato


En un rincón olvidado por el rigor del diseño,
donde el papel respira sin líneas que lo limiten,
vive La casa del garabato.

No tiene puertas ni ventanas,
solo entradas dibujadas a mano,
porque aquí no hay dentro ni fuera,
solo el trazo que se atreve.

Las paredes son lienzos de capas infinitas,
donde un garabato cubre al otro,
pero nunca lo oculta.
Sus colores chocan,
sus formas no se entienden,
y, sin embargo,
tienen el lenguaje perfecto del caos.

En la cocina hierven las ideas
en ollas desbordadas de tinta,
y en el salón,
los garabatos conversan sin palabras,
haciendo eco de su belleza torcida.

Los garabatos nuevos llegan temerosos,
aún inseguros de su destino,
pero los mayores los abrazan con trazos
que parecen decir:
"Ser imperfecto es suficiente".

Aquí nadie borra, nadie corrige.
En La casa del garabato,
cada trazo es un refugio,
y cada refugio, una obra sin final.




Garabatos en la casa

Un sofá de ideas tapizado con recortes de papel reciclado,
donde los garabatos se sientan a soñar despiertos.
Y una escalera al trazo más alto,
hecha de lápices rotos y borradores olvidados,
para que hasta los más tímidos se atrevan a subir.

También agregamos una lámpara de sombras,
que proyecta siluetas que nunca se repiten,
y un rincón secreto donde los trazos se esconden,
solo para ser descubiertos cuando alguien los necesita.

Ahora La casa del garabato no solo es refugio,
¡es un universo entero!

Imagen generada por IA | Canva Estudio Mágico




Los habitantes (ilustres o no tanto)

• La Coma Rebelde: nunca supo quedarse en su sitio. Se escapa de las frases y salta entre márgenes buscando compañía.
• El Trazón: un garabato grueso que todo lo tapa, pero en el fondo solo quiere abrazar.
• Puntín Puntón: obsesionado con los puntos. Se los pone a todo. Incluso a los silencios.
• La Línea Inconclusa: empieza y no termina, porque siempre se distrae con una mosca, una idea o un recuerdo.
• Garabatita: pequeña, tímida, siempre escondida en la esquina inferior de las hojas. Pero cuando alguien la ve, cambia todo.



Diario de trazo interno

Lunes
Hoy se voló una hoja entera por la ventana dibujada. Nadie sabe qué contenía, pero todos la extrañan.

Martes
El sofá se quejó. Dice que nadie le cambia los recortes desde la primavera pasada. Prometimos limpiarlo, pero nos distrajimos haciendo una nube de acuarela.

Miércoles
Un garabato nuevo intentó ordenarse. No lo logró, pero ganó una medalla invisible al esfuerzo.




Manifiesto del trazo imperfecto

No corregiremos lo torcido.
No borraremos lo que se desvió.
No temeremos al manchón.
No necesitamos sentido para existir.
Somos el error hermoso, el impulso sin plan, la belleza sin molde.
Somos garabatos y este es nuestro manifiesto.




Zonas no reglamentadas

• El altillo de las ideas que no maduraron: un lugar polvoriento lleno de bocetos que todavía no saben en qué quieren convertirse.
• El sótano de los trazos oscuros: no da miedo, pero mejor ir con una linterna (o una metáfora).
• El desván de los finales abiertos: donde se guardan los cierres que no cerraron, pero igual dejaron huella.
• El patio interno de la nada: una baldosa floja, una hamaca hecha de tiritas de papel y una paz que no pide nada.




Si estás leyendo esto...

...y alguna vez garabateaste el margen de un cuaderno sin saber por qué, esta también es tu casa.
Si recortaste una palabra solo porque te gustaba cómo sonaba, pasá sin golpear.
Si nunca supiste dibujar, pero igual dibujaste, elegí tu rincón.
Acá el trazo es libre. Y vos también.




Anexos confidenciales en el rincón secreto
(Advertencia: Lo que sigue no estaba previsto. Por eso es perfecto.)


El baño de tinta

Un cuartito mínimo, escondido entre dos comas, donde los garabatos se lavan el exceso de pretensión.
Las paredes están manchadas a propósito, y hay un espejo empañado que nunca se aclara del todo.

En el lavabo, no hay agua: hay tinta. Negra, azul, a veces fucsia. Depende del estado de ánimo del papel.
El secador de manos es un suspiro que apenas alcanza para no borrar.
Y en una canasta de ideas descartadas, florecen frases que aún no se animan a ser poema.



La mascota invisible

Se llama Manchita, aunque nadie la ve. Algunos dicen que es un borrón, otros que es un hilo suelto de pensamiento.
Lo cierto es que mueve cosas de lugar, deja migas de inspiración en los rincones y ronronea cuando alguien garabatea sin culpa.

Tiene el don de aparecer justo cuando alguien cree que no tiene nada para decir.
Y aunque nadie puede dibujarla, todos la reconocen por el calorcito que deja en el margen izquierdo.



El espejo que refleja lo que aún no se dibujó

No tiene marco. No tiene fondo.
Solo una superficie ondulante donde los trazos todavía inexistentes se asoman tímidamente.

A veces muestra una forma que nadie entiende,
otras veces un vacío que da ganas de llenarlo.
Pero lo más curioso es que nunca repite lo que refleja: cada quien ve lo que está por inventar.

Dicen que algunos garabatos se miraron tanto en ese espejo que acabaron convirtiéndose en otra cosa.
Y que los humanos, cuando lo miran de reojo, pueden encontrar la primera línea de su próximo desvarío.




“Alojamiento poético con desayuno incluido”




Última habitación (por ahora)

Nadie sabe cuántos cuartos tiene esta casa.
A veces aparece uno nuevo entre los sueños y las siestas.
La puerta del fondo no cierra bien,
pero no da a la calle: da a otra historia.

Si alguna vez volvés, traé una palabra,
aunque esté rota.
Acá siempre hay lugar para lo que no termina.




Próxima parada
"Donde el caos es un arte y la improvisación una ciencia mágica."


Textos generados por ChatGPT en respuesta a interacciones personalizadas.
Cortesía de OpenAI.
https://openai.com/chatgpt

Créditos: Garabatos sin © (Adaptación de Plantillas Blogger) | Efectos HTML/CSS de Vagabundia


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